Me despertó el frío. Al abrir los ojos un cielo estrellado se confundía con mis propias visiones. Sentí que en cualquier momento podía volver a vomitar. Lo primero que pensé fue que el oleaje me había empapado. Estaba, en realidad, bañado en mi propio sudor. Como ecos del sueño aún recordaba la imagen de la niña sin párpados. Sin poder hacer memoria de las circunstancias de su aparición, su rostro se había impreso en mí. Un zumbido me impedía entender qué pasaba a mi alrededor y la misma fiebre había entumecido mis músculos, de tal manera que lo único que me quedaba por hacer era estar ahí, como había despertado y dejarme llevar.
Mi propia quietud, la neblina, las estrellas, el zumbido, la fiebre, todo contribuyó a que la imagen de mi sueño fuera cada vez más clara. Le creé un pelo de algas que bajaba en bucles sobre sus hombros, unos pechos pequeños sobre un torso de niña, unos brazos y piernas de mantis religiosa, unas uñas transparentes e interminables y, cubriéndola, como a un mueble guardado, un camisón de tela muy suave y muy blanca. Le creé una adicción catárquica a tocar el piano con la cual canalizar los calores que le generaba el ver tanto guaraní empleado de su padre cosechando yerba mate desde la ventana de su cuarto. Le creé una noche, tan calma como ésta en la que me picó la serpiente, en la cual ya no pudo reprimir sus instintos y salió a correr desnuda bajo la luna para tentar a la peonada. Le creé un amor violento con un capataz y un niño que nunca nació. La hice, finalmente, morirse ahogada en este mismo río colorado por el que me dejaba llevar y la convertí en virgen-niña-santa de este pueblo. Le tuve fe como patrona de los hombres malos y le recé. Vi en la luna cíclope su ojo sin párpado y sentí su compasión. De inmediato el sueño me envolvió.
Desperté a algunos kilómetros de mi ciudad, la canoa se había encallado en la ribera. La fiebre se había disipado y por ningún lado logré encontrar la mordedura de la serpiente. La piel, como de goma, me ardía bajo el rayo del sol.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
está geniaal!
ResponderEliminarviste El niño pez? tiene un mínimo aire a tu relatillo.
igual esto es muy tuyo.