Al vino

A fuerza de
llenarme los ojos de arena
me volví invisible.

Sólo así pude comprender
que la redondez de una gota de agua
hace que el mar sea redondo,
que la tierra sea redonda,
que las nubes sean redondas
y que mi propia redondez vaya
acrecentándose
a medida que ingiero ciertos
líquidos.

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