Y si vos no estás, entonces quién
va a dictarme toda la canción
con el miedo, el gusto de sufrir,
el frío y la velocidad de abril.
Gritos repitiéndose en un loop,
yo abrazado fuerte al cinturón.
Las mujeres saben qué decir
y esto que empezó hace un año o dos.
Dentro de la taza el huracán
afuera un silencio desolador,
nadie alza la vista en la estación
el café y un micro rumbo a Gorchs.
Un cuaderno en la mesa de luz
el día después de la inundación.
Los dos sabemos bien qué es un ñandú
y qué se esconde abajo, en el baúl.
Bajo las uñas supe guardar
claras pruebas de mi vocación
esperando en la sala de estar
mientras me dormía en el sillón.
Seis hombres iguales en el bar
abajo de la barra había un león,
fotos instantáneas del volcán,
restos de cuando cayó el avión.
Me desplomé rendido y sin chistar
casi que no entiendo qué pasó,
a veces te tengo miedo a vos
diez mensajes en el celular.
Creo a veces que esto es el amor,
siempre en el bolsillo un alikal.
La birome que no se rompió
otra vez hay que ir a trabajar.
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