quiero irme al cielo para poder verte a vos
desde arriba nadie va a poder decirme no
se canso de mi, no me mira mas otra vez arruine el dia mi iman viejo ya no tira
destrabe la puerta y puedo llorar a tus manos que no estan aca solo en fotos que no muestan
las que tengo tus ojos no hay en ninguna y te extraño como loco
dios, que onda?
vieja, paren!
dios, que onda?
no era que era para amar?
dios, que onda?
tengo miedo y estoy solo
dios que ondA?
dios que onda?
soy tan pequeño como todo lo que tengo
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Quiero escucharla.
ResponderEliminarQuerido Pedro (si me permitís el adjetivo, realmente sentido después de haberte leído):
ResponderEliminarMe estremece lo que decís:
"no era que era para amar?
dios, que onda?
tengo miedo y estoy solo
dios que ondA?
dios que onda?
soy tan pequeño como todo lo que tengo"
Las siento como mías estas preguntas. Es cierto que "somos tan pequeños como lo poco que tenemos entre manos", es cierto excepto por el deseo que tenemos, que es lo más enorme que existe en el universo.
Te pido de rodillas que no dejes de tener estas preguntas y deseos, que nunca los cierres amargamente. Que el "qué onda" sea para abrir y no cerrar (anestesiar) ninguna herida.
Gracias,
Santiago