Romance pecaminoso, oscuro, doloroso.
Llegó.
Se detuvo en la punta de mi nariz
y como Dalí no deje que se vaya.
Quedé mirándola hipnotizado
frotándose las manitas.
Mi negrita.
Mi negrita sucia.
Cerré la puerta y no dejé que se vaya en toda la tarde,
le preparé una merienda de mi merienda,
la dejé pararse en el filo
del labio
de mi taza.
Me dio asco
y la reventé de un revistazo.
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